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El ‘chinche asesino’ se expande por España: una amenaza silenciosa para el ecosistema

La presencia del Zelus renardii, conocido popularmente como el ‘chinche asesino’, no solo persiste en España, sino que ha aumentado notablemente en los últimos años. Detectado por primera vez en 2012 en la Comunidad Valenciana, este insecto depredador ha logrado establecerse en diversas regiones del país, consolidando su expansión gracias a su gran capacidad de adaptación y al efecto del cambio climático.

Más allá de una simple molestia

Originario de México y el sur de EE.UU., el chinche asesino se ha convertido en una especie invasora preocupante. Su comportamiento agresivo hacia otros insectos e invertebrados pone en peligro a las especies autóctonas, afectando el equilibrio ecológico de zonas naturales, agrícolas e incluso urbanas.

En los últimos tres años, el número de avistamientos y casos de picaduras ha aumentado, especialmente en comunidades como Andalucía, Catalunya, Madrid y la Comunidad Valenciana. En 2024 se documentaron picaduras incluso en regiones del norte, como Castilla y León y Navarra, donde antes no se habían registrado.

Picaduras que siguen sorprendiendo

Aunque el Zelus renardii no transmite enfermedades, sus picaduras provocan dolor intenso que puede durar de minutos a horas. En 2025 ya se han reportado más de una decena de nuevos casos, algunos de ellos en entornos urbanos, como terrazas o interiores de viviendas durante el invierno.

Los expertos advierten que esta especie hiberna en estado adulto, lo que explica su presencia dentro de casas y edificios durante los meses fríos. Su actividad no sigue un patrón horario específico, lo que incrementa la probabilidad de encuentros inesperados con personas.

Una expansión que continúa

Investigadores y biólogos coinciden en que el Zelus renardii está ampliando su presencia por toda la cuenca mediterránea europea, con registros recientes en Portugal, sur de Francia e Italia. España se encuentra en el centro de esta expansión.

¿Qué podemos hacer?

Aunque el chinche asesino aún no es considerado una plaga oficial, su evolución es vigilada de cerca por expertos en entomología y autoridades medioambientales. Se recomienda:

  • Evitar manipular insectos desconocidos sin protección.

  • Reportar avistamientos a plataformas científicas o servicios medioambientales locales.

  • Instalar mosquiteras y revisar rendijas en ventanas y puertas para reducir su entrada a viviendas.


 

En definitiva, el chinche asesino ya no es una rareza en España, sino una realidad cada vez más visible. Aunque no representa un riesgo sanitario grave, sí supone una amenaza ambiental y una molestia creciente para la población. Su seguimiento y control son claves para mitigar su impacto en la biodiversidad nacional.