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Polilla del racimo: cómo afecta a la vid y cómo combatirla

La polilla del racimo, lobesia botrana, es considerada la plaga clave de los viñedos en España, debido a los daños que provoca, y es necesario combatirla y controlarla de forma eficaz en cada temporada.

En función de las condiciones climáticas del año y de la zona (temperatura, humedad relativa y fotoperiodo) puede completar entre 2 y 4 generaciones anuales.

Para luchar contra esta plaga son claves los meses de ABRIL, JUNIO/JULIO y SEPTIEMBRE, combatiendo la primera, segunda y tercera generación de larvas respectivamente.

Los daños iniciales de la plaga son los realizados directamente por las orugas en las dos primeras generaciones. Hay una pérdida de rendimiento provocada por la alimentación de las larvas, pero, sobre todo, los posibles daños en la calidad de la uva ya que las heridas de penetración producidas en las bayas son focos de entrada para la podredumbre gris (Botrytis cinerea), que incide de forma importante en la cantidad y calidad de la cosecha y del posterior vino. Hay una relación directa entre el nivel de ataque de la polilla y la posterior afectación de podredumbres.

Es preciso combatir la plaga cuando se encuentra en la fase de huevo o al inicio del estado larvario. Para que los tratamientos sean eficaces, es conveniente seguir la curva de vuelo de los adultos de cada generación que se quiera controlar.

Formuladores Agroquímicos Extremeños, S.L. presenta en su catálogo varios productos destinados al control de esta plaga:

Los tratamientos con polvo de espolvoreo (SADITRINA E) son altamente recomendables, pues son aplicaciones que entran en todo el follaje de la planta, desde las hojas más externas hasta el haz y el envés de las hojas más internas, así como a los racimos de la viña.